Resignarse y fluir
Raúl Mendoza Cánepa
Nos dicen que seamos 🪖 guerreros y hay quienes viven en una lucha permanente para sobresalir.
Sobresalir es siempre quedar bien, buscar el aplauso. Es vivir en una tensión permanente y sobrevivir socialmente es pactar con la mentira, con la diplomacia boba, con la sonrisa estúpida.
Hace un tiempo escribí que todo se trataba de servir. Tampoco es así. Sencillamente vivir resignadamente a ser un flujo y no resistir es aceptar.
Acepto que la vida es como es y no como quisiera, acepto la mierdumbre egoísta de las centenas con quienes he tratado y que me han tratado mientras les era útil. Acepto la difamación y la mezquindad de quienes prefirieron ahorrarse la vida que dar, acepto que quisieron escamotearme un premio de ensayo porque el jurado conservador religioso creía que era caviar, acepto que este portal donde vago más de doce años? no cumpla con difundir mis posts en sus redes (quizás crean que soy conservador), acepto que para trabajar o triunfar no importa el mérito sino el contacto leal y que el mundo político, literario, televisivo y demás se construye día a día con mediocres que tienen quien los recomiende. Acepto que soy liberal y he sobrevivido apenas y sin argollas.
Podría no concluir, pero la vida te amarga o te endulza como a un idiota, y aún no se qué camino seguir. Lo cierto es que vivir sabiamente es no resistir, dejarse llevar, no tensarse, aceptar y leer bien las líneas de los estoicos, que contemplaron la vida sin ingenuidad.