Ser auténtico
Raúl Mendoza Cánepa
Según el diccionario de peruanismos de Álvarez Vita, la huachafita es la "mujer de origen modesto que presume de una situación social y económica que no tiene y que está dispuesta a ascender en la escala social".
Quizás no sea tan precisa la definición, porque la huachaferia puede ser una característica del éxito o, mejor aún, una sobrevaloración del éxito en términos de lo que piensen los demás.
Las redes sociales, en concreto, Facebook, es una pantalla de huachaferia con filtro. El mestizaje se esconde, se acomoda la buena vida al ojo de los demás, porque quien no tiene éxito no existe. A decir verdad, el éxito solo le interesa a quien tiene metas y el fracaso es el 😱 pánico de quien cree que se "debe ser alguien" y presumirlo, porque el exitoso y el huachafo se diferencian en ese detalle, la necesidad de que los demás reconozcan tal éxito. La persona auténtica triunfa por servir, por lucrar o por realizarse y los demás al carajo.
La huachaferia no es narcisismo, al contrario, muestra un déficit en la autoestima, que lleva a la persona a no aceptarse y a aparentar más de lo que se es.
El hombre auténtico vive la vida como una permanente aceptación, aún en la derrota y los vaivenes, vive en una permanente aceptación en ese flujo que es la vida y que no muestra el reloj de arena que subyace en su interior.