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Masculinidades superiores

Raúl Mendoza Cánepa 

Publicado: 2023-05-02

Me invitaron a un pequeño taller de nuevas masculinidades con el objeto de demostrarme por qué no debo ser tan frío o desapegado, cosa que soy o que cultivé con la vida como una coraza frente al sufrimiento. 

No hay que pasarlo, basta con leer sobre la sensibilidad suicida de Cesare Pavese (Vendrá la muerte y tendrá tus ojos). Desde luego, resguardarse como un roble es lo que nos exigen: nadar muy mar adentro, no tener fobias ni transtorno de ansiedad y desconocer el miedo. Para mí madre y muchas, Charles Bronson era el ideal de masculinidad.

No se confunda con sexualidad, ser heterosexuales no nos libra del imperativo social de simular fuerza e imperturbabilidad. A un hombre puede gustarle solo las mujeres, pero tener fobia a volar o ser sensible ante una película o escribir poemas.

Lo de masculinidades en plural me suena a cuestionar lo incuestionable y muchos hombres rechazamos la frase, pero lloramos, nos preocupamos, tememos y hasta, como tantos, somos torturados por transtornos de ansiedad, que entran en el campo de la salud mental. Otros pueden ser hipocondriacos y otros vivir preocupados...y, sin embargo, la sociedad no lo tolerará y la discriminación prenderá sus alertas ¿Quién cuenta sus fragilidades a una mujer que recién conoce? El secreto de sobrevivir es el misterio.

Se  juega a la paradoja de tratar de no fracasar por no bucear muy abajo y la de aparecer como un héroe homerico y los más romos hablarán de hombría, pero no es eso lo que se juega, sino por qué la timidez o determinados transtornos a ojos de unos es lo que divide a un macho alfa ("blindado" y más preparado para atraer) de un hombre a secas, con problemas, traumas, dolores, angustias.  

Quizás haya hombres que finjan rudeza, pero sepan que son precarios (y no me refiero a tendencias sexuales, que nada tienen de relación con la sensibilidad de un hetero con problemas y ojos anegados). Si, porque dicen que los hombres no lloran. Si lloramos, y mejor a escondidas porque no es buen negocio. Jamás hubiera dicho al viejo si sufrí bullying y ocultaría el llanto ahogado al ver a mamá mal...porque "los hombres no lloran", los hombres tememos expresar, así, a secas, nuestros sentimientos, a decir "no voy. a subirme a ese avión o a ese rascacacielos" cuando se trata de algo que retrata nuestras fobias. "Supéralo", dicen, pero no es el miedo simple, sino algo mucho más profundo que cada uno debe tratar y que "no te hace menos hombre que los demás" . 

Muchos son los hombres que asumen que poner la vulnerabilidad en vitrina es una desventaja frente a otros hombres; el mito o la verdad de la ventaja de la rudeza del salvaje en atracción frente a la sensibilidad cero que nos exigen como paradoja.

¿Ser el macho del Far West? Quizás sea tentador, porque probablemente haya más mujeres que gusten de tal y no entiendan que tras muchas máscaras duras hay un personaje temeroso y lleno de misterios, porque sabe de la facilidad con la que le pueden despedazar el alma por un gesto y con ello, matar al poeta que quiso decir lo indecible en un verso.

Alguna vez creí que las cartas enamoraban, hasta que asociaron que la temeridad viril era lanzarse con palabras a lo bruto y que las cartas del pasado eran un museo de la vergüenza. Pessoa decía que las cartas de amor son ridículas, y lo decía un poeta que por alguna íntima e insobornable razón ensayó su vida en versos. “Todas las cartas de amor son ridículas. / No serían cartas de amor si no fuesen ridículas. / También escribí en mi tiempo cartas de amor, / como las demás, ridículas. / Las cartas de amor, si hay amor, / tienen que ser ridículas”.

Escucho a algunas mujeres que esgrimen la idea de que debo sentir, sufrir y mostrar sensibilidad, pero no es, según veo y escucho allí, lo que quieren para ellas como la más óptima compañia. La ansiedad me la devoro de continuo para dejar el nervio atrás y me sumerjo muy dentro en el mar de La Punta, no por instinto tanático, sino para dejar atrás al hombre lleno de sustos y de costras que inútilmente trato de dejar atrás, porque no es la piel, sino la coraza lo que se trata de mostrar para quedar mejor parado que cualquier rival.


Escrito por

RAÚL MENDOZA CÁNEPA

Abogado PUCP. Escritor. Columnista en Expreso. Ha sido integrante del staff de la página de Opinión de El Comercio y de El Dominical.


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