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Caviar

Raúl Mendoza Cánepa

Publicado: 2023-03-25

"Caviar", dícese de la persona de cierta alcurnia o posición, que tiene ideales sociales". No encuentro nunca un término preciso, pero asumo que les basta que tenga un origen oenegero.

Me ha ocurrido que al tener ese origen soy caviar...y a decir verdad, solo he probado de estos huevos de esturión transgrediendo un frasco en un supermercado.

Hoy, para ser tildado de caviar también debes ser neomarxista, gramsciano, feminista y otras  calidades que no van conmigo. No soy caviar, no sé qué es y tampoco los odio, porque solo cabe el odio fratricida en el corazón sectario y, de sectario nada este liberal que siempre quiso tener buen corazón y lo tuvo, por decir, ligeramente grande.

Porque me creyeron caviar, la derecha religiosa me quiso vetar en las finales para que no sea un presunto caviar quien recibiera el premio en un concurso de ensayo, pero no pudieron porque la calidad del texto se impuso al prejuicio.

No soy caviar (en el entendido de que sé lo que estoy hablando) porque no me como el cuento de la ideología de género ni creo en el pluralismo jurídico ni en los pueblos originarios ni en el cambio climático ni en el aborto.

Vaya que es complicado ser intelectual porque de lo que se trata es de vivir armando rompecabezas. No soy un conserva, porque con el perdón de San Josémaría, mi vida ya bastante torturada ha sido por las crisis de fe. Tampoco soy eso que llaman "caviar" porque me ando en taxis cuando puedo y el resto a pie y porque soy el hijo de esa clase media estatal que creó Velasco.

Vamos, que la intolerancia no es solo a la derecha, que un activista de derechos humanos ya me quitó la mano alguna vez por columnear como buen liberal anticomunista en las páginas de Correo de Aldo Mariátegui. Así que, si me ubican, no soy conserva activista ni supersticioso, que ya bastante me han hecho de lado los conservas políticos. Para los Porky lovers (a quien apoyé desde afuera porque lo asumí el mejor) debo ser siempre el extraño. Para la izquierda soy el DBA que "tiene su tóxica y se intoxica con ella" (me refiero al Twitter) disparando sobre los comunistas.

Y como he sido maltratado a la izquierda y a la derecha por prejuicio y sin razón, quédense con la irrefrenable verdad de que soy un liberal a la austriaca, un libertario, un racionalista lleno de emociones, un loco a la deriva que ha puesto su fe en el mercado, un seguidor de Benjamin Constant, que decía que o eres liberal en todo o en nada. Y soy finalmente un simple mortal que se muere de miedo.

Cargado por las injusticias de los hombres (excusen que no use el lenguaje de género), soy apenas eso, el que no encaja, el que está fuera de categoría, el friki románticon que se creía Quijote, el idealista de escaños imaginarios que hoy se arrepiente de no haber pulido el título en una larga y aburrida carrera en el Estado...como que de allí provengo ¿No?. A mi padre debo, y por extensión a Velasco, la hice de púber y jovenzuelo en buena casa para los empleados del Banco de la Nación, en buen colegio (católico para serenidad de mi madre), en una universidad caviar (qué iba yo a saber de caviares si la PUCP era entonces y aún lo es, una universidad con dotes de excelencia). 

En fin, pasarse rebatiendo los libros de Flores Galindo o dando bandera a la Peruanidad de Víctor Andrés Belaunde no me hace un conservador ni me hace de izquierda guardar gratitud profesional al nido profesional desde donde hice mis primeros vuelos con un maestro como Enrique Bernales.

Si buscan mi bandera y ya que no hay caja en la que quieren que quepa en este país de antis, de odios, de prejuicios y de exclusiones, mi bandera, digo, la hallarán en los libros de Hayek, Mill, Bentham y en todo aquel que ame la libertad. Apenas eso.   


Escrito por

RAÚL MENDOZA CÁNEPA

Abogado PUCP. Escritor. Columnista en Expreso. Ha sido integrante del staff de la página de Opinión de El Comercio y de El Dominical.


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