Es auspicioso que ya se tenga a tres candidatos para la Defensoría del Pueblo: Jorge Rioja, Alberto Castro y Gastón Soto Vallenas.

 Precisamente porque hay una impugnación del sindicato, conviene que el proceso sea transparente y que se mantengan en competencia conforme a lo publicado y que ya manifiesta un compromiso de los partidos con los ciudadanos. Los tres deben llegar hasta el Pleno y que sea la representación la que decida.

La limpieza del proceso, sin cambios en las reglas o en la nómina ya conocida es lo que hará que el proceso sea confiable o que genere dudas, confirmando así las propias dudas del sindicato de la Defensoría que, por medio de un juez, pretende paralizar el proceso. Que los partidos en el Congreso no nos lleven a dudar del proceso ni de su transparencia con sorpresas que después tengan que explicar. Este no debe ser un juego político en el que el cálculo rija para favorecer una preferencia predeterminada. 

Confiamos en que los tres candidatos (ya en la mira ciudadana que los evalúa por sus capacidades) disputarán por sus méritos el voto del pleno. Un movimiento en falso, una falla, un cambio y el más mínimo desliz solo serviría para dar la razón al sindicato y postergar al infinito una elección que ya debía darse.