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Búsqueda de mí

Raúl Mendoza Cánepa

Publicado: 2022-12-25

"Debes saber que estás desvinculado", me dijo el nuevo editor del suplemento Dominical. Mi padre había muerto y con la herencia y la liquidación decidí mudar a Buenos Aires con familia, chivas y perro incluido. No viajé. Me llamaron desde el gabinete de asesores del presidente del Perú para servir a la patria.

Durante un año batallé con papeles, mientras dedicaba la vida paralela a la literatura. Gané un premio en Buenos Aires curiosamente, pero me tomé la licencia muy en serio y terminé en Bangladesh. 

La India ejercía una fascinación desde que un maestro de literatura ya anciano y fecundo me hizo prometer que conocería la tierra de los vedas. Por un tiempo hasta me hice vedanta y luego zen, una forma de calmar mis tensiones tras las jornadas en la PCM, el Ministerio de Justicia, el Poder Judicial y siempre cerca de la cabeza y el ruido.

La India tiene múltiples dioses y dos castas. Los de abajo te aprietan y te siguen para venderte lo que puedan. Vi sumergirse a vivos y muertos en el Ganges, Benares me espantó, como me espantó abrirme paso entre avenidas de mercados, mototaxis, hombres y vacas. Marché al extremo, donde aún los extranjeros no habían llegado y el brahamanismo y los richis milenarios me dejaron su sello. Aprendí algo de sánscrito y medité con los monjes budistas de los Lagos del norte. Sería largo explicar el camino de Buda, que rechazó el brahamanismo sin comprender que seguían el mismo camino en el descubrimiento del cosmos desde el interior de la mente. Los antiguos precursores del hinduismo captaron la verdad de los dioses desde la vibración que translitera en mantra lo que logran conectar. Difícil de explicar.

Premunido del conocimiento y convocado a una tarea en la Defensoría del Pueblo, recorrí Alemania, Francia, Italia y España antes de regresar a ese pequeño mundo llamado "Perú".

Formado en el catolicismo y recriminado por algunos familiares retorné a mi vida real, pequeña y suficiente. 

Mientras leo los Upanishads solo por curiosidad, trato de reencontrarme con esa magia oriental que durante medio año me capturó, lo más probable y como lo descubrí bajo la lluvia en un hermoso templo de Viena, no para siempre. 


Escrito por

RAÚL MENDOZA CÁNEPA

Abogado PUCP. Escritor. Columnista en Expreso. Ha sido integrante del staff de la página de Opinión de El Comercio y de El Dominical.


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