Augusto Cáceres Viñas es el Alcalde de San Isidro, aunque en la práctica el ejercicio de la gestión municipal ya casi pasa a los sucesores.

 Se escuchan muchas voces que ponen en duda que Cáceres Viñas haya actuado de mala fe. Demás está decir que fue de las poquisimas autoridades electas que enfrentaron al corrupto gobierno del hoy expresidente Castillo.

Lo que preocupa y me hacen llegar es las condiciones por las que viene pasando. Recojo la carta de un familiar muy cercano suyo donde se da cuenta de un exceso de detención y un cambio de condiciones que afectan su derecho a la integridad personal, por lo que es de rigor que un Habeas Corpus proceda o proceda su liberación. Una detención (en cualquier estado) debe respetar los criterios que la Corte Suprema establece para que no sea una suerte de cárcel tan injusta como anticipada, máxime cuando no hay un peligro procesal.

Así dado, Cáceres Viñas debería observar las investigaciones en libertad, una libertad que debió darse hace unos días. 

Dice la carta del familiar:

"La situación se ha puesto crítica. No solo los siete días de detención preliminar se vencieron el martes en la madrugada, sino que fueron movidos de la prefectura (donde hoy está detenido Castillo) al calabozo de la DIRINCRI, donde las condiciones de carceleria son deplorables: está junto a delincuentes comunes, come y duerme en el piso (no nos han dejado llevarle colchones), no hay baño, no tienen acceso a sus pertenencias y el acceso de sus abogados es extremadamente limitado. Ahí lleva ya dos noches y por lo extenso de la audiencia pareciera que esto tiene para el fin de semana, con lo cual estaría casi duplicando el plazo de detención inicial".

La imagen de la justicia es la mejor hoy. Manejemosla con prudencia y bajo el marco de los derechos humanos.