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El sueño fugaz

Raúl Mendoza Cánepa

Publicado: 2022-11-27

Ella tocaba con armonía todos los instrumentos, era el viento y aunque la había olvidado, aparecía en sueños como un pendiente 

Ya había tirado la última carta, un papel rasposo y roto, la última efigie de un amor imposible. Ella le dijo para tomar un café y él, dubitativo, aceptó y luego rehusó ¿Y si hubiese ido? ¿No estarían juntos? 

Ella escribiría y tocaría para él y él escribiría para ella, pero el viento arrasó el calendario. Ocho años después Juan recordaría esos días con dolor, sobresaltado en esa cama donde la había soñado. 

Nunca la vería y menos tocaría su piel. La intemperie del mundo es cruel y crueles sus subterfugios; entonces, ¿para que soñarla? ¿Qué dioses dominan el sueño y sus oscuros entresijos? Ella contemplandolo, con los hoyuelos que capturan los pómulos enrojecidos como dos manzanas frescas en un territorio vago e inasible.

Toca para él, lo ama; pero ni toca ni lo ama, es la hija de una ardorosa ilusión que a las tres de la madrugada lo asalta. "No te escribí más", musita sin entender la traición del inconsciente que la trajo. Es inútil. Desde entonces de nuevo tratará de olvidarla, esta vez como un fantasma, como el fantasma en que se tornó ella tras su muerte simbólica durante aquella primavera en que decidió partir 


Escrito por

RAÚL MENDOZA CÁNEPA

Abogado PUCP. Escritor. Columnista en Expreso. Ha sido integrante del staff de la página de Opinión de El Comercio y de El Dominical.


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