Crisis de fe
Raúl Mendoza Cánepa
Mientras las preocupaciones lo abogaban, él pensó si realmente sus oraciones eran escuchadas o si todo lo que había leído era un mito entre todos los mitos, una manera de hacernosla a la idea de un superhéroe que está detrás de nuestras crispaciones y anhelos. Las cosas le habían salido mal.
Tener fe en Dios o, incluso, en que un hecho se dé y que la vida sea aquella misma que se entraña o se ensaña con uno.
Esperamos la locución que llega o la luz que atraviesa el pasadizo o la presencia que acude y cuando no llega ni llega el milagro el mundo se convierte en materia deleznable, pensamos en el vacío que es al final todo y en la sucesión de mentiras que apenas nos sirvieron para la esperanza.
Existe la fe y también la crisis de fe, un momento o vallejianamente la caída de los cristos del alma.
Condenado a buscar respuestas el oído permanece sordo siquiera a una sola señal, la noche oscura del alma.