Consejos para un joven profesional
Raúl Mendoza Cánepa
No es suficiente el talento o la nota, el éxito se da a partir de un conjunto de decisiones. El primero es ser práctico y no elegir la andanzas más romántica, que muchos idealistas han muerto de hambre en el camino. Si alguna seguridad quieres, pertenece a una identidad, haz carrera y que la profesión liberal solitaria no te tome un día con hijos a los que pagarle la universidad y sin un puerto seguro.
La carrera estatal ofrece una zona de confort, pero debes llegar temprano para no ser ave de paso. Desde el sótano se llega a la azotea con tiempo.
Una segunda lección es que nadie dará nada por ti. Salvo los pocos que creen en la fraternidad, la gran mayoría no dará un céntimo por tu vida y aunque le digas que tu casa se está cayendo y estás muriendo, no le moverás una vena. Es simple, lograrás algo con quien te necesite para una tarea que sabes hacer y si no hay esa necesidad considerate muerto. El mundo gira en torno al interés y no la piedad ¿Que cómo hacerte necesario? No lo sé, porque qué diablos puede saber uno de las necesidades del otro.
Especializate aunque te aburra la técnica. La sabiduría del taumaturgo del conocimiento, del que lo sabe todo y brilla en su erudición no sirve al mercado. Si eres bueno o el mejor que refacciona una máquina, eso es lo tuyo. Así es el mundo de miserable con quienes tienen sed. Los filósofos griegos no existirían si hubieran sido necesarios para tareas prácticas, pero para eso estaban los esclavos. No tenían que preocuparse como tú o como yo.
No esperes que porque conversaste con alguien media hora, te va a alargar la mano. No hay amigos sino los pocos que entienden la fraternidad como un tema serio, que lo es.
Es difícil que los que te toman te contraten. Te harán sentir parte de la familia, pero exigirán el máximo rigor en la prueba y hay pruebas que requieren un proceso de adaptación y, más que todo, de concentración. Concentrate cuando tienes necesidades tantas como incertidumbre. Estar preocupado por si sobrevivirás en un empleo traba y desconecta. Trabajar sin contrato y que te remuevan el piso en cada observación es casi la certeza resignada que es el fin. Recuerda que poco importa este consejo, al que te toma le importa el resultado aunque respondas debajo de los escombros luego de un terremoto grado diez.
No esperes nada de nada ni nada de nadie y guíate de tus propios conceptos. Que ninguna crítica te robe la actitud y la estima, ellas son lo único que acompañarán de por vida.