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Los jóvenes y la política, más o menos al revés

Raúl Mendoza Cánepa

Publicado: 2022-04-25

Escuchaba a un periodista decir que tales y cuales jóvenes (de treinta hacia abajo) son los que deben ser promovidos en la política, esto es, en la línea de González Prada, dejar a los viejos de cuarenta en adelante al pie del hoyo en que se deben enterrar.

Discrepo y no por desconfiar de la juventud y haber superado la treintena sino porque existe una sobrevaloración que toca el tema de la inexperiencia profesional y vital. Prefiero en el Congreso a Mauricio Mulder (con su discurso ardoroso y coherente, pero informado) que a cualquier novel que ignora el pasado, que no ha vivido la barbarie de los 80 y que lo tiene todo a tiro de teclado, que las piedras son cosas del ayer.

Prefiero la sapiencia de Juan Sheput, que estuvo en la marea del Foro Democrático y vio la política de cerca o a tantas y muchas políticas, aunque de género no se trata sino de edades y miradas.

La juventud no es necesariamente moral, a veces es arrebato o furor, pocas veces reflexión y sosiego del que mira la política con retrovisor. 

He visto a jóvenes fracasar en diversos ámbitos por no pensarla bien, he analizado la diferencia entre el Alan García de 1985-1990 y al maduro del 2006-2011 y basta sondear los resultados de sus gestiones, algo así como los récords entre los malos gobiernos y los formidables, porque no se le puede mezquinar al García de su madurez el mérito de haber logrado una de las mejores gestiones del siglo XX-XXI.

González Prada se refería a la renovación de las ideas, al cambio, al atrevimiento. De eso se trata promover a la juventud en la política, llamar a las grandes y más originales ideas y al cambio de los paradigmas. Si quieres triunfar, primero siéntate a mirar.



Escrito por

RAÚL MENDOZA CÁNEPA

Abogado PUCP. Escritor. Columnista en Expreso. Ha sido integrante del staff de la página de Opinión de El Comercio y de El Dominical.


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