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Pesimista

Raúl Mendoza Cánepa

Publicado: 2022-01-17

Y así entre gallos y medianoche corre la juventud de tu vida aunque no seas precisamente viejo. Cargado de reproches y habituado a que las cosas se den de repente o se vayan tan fácil como vinieron.

Nos dicen que el optimismo influye en la realidad, si te obcecas en el pesimismo estás destinado a perder, pero vamos si se le aplica a Zenón, que vio hundirse su riqueza en el mar antes de fundar el estoicismo, disfrazando su fracaso de resignación obstinada en una stoa, un arco de cuyo nombre viene "estoicismo".

Alguna vez dejaron en mis manos un libraco que hacía del pesimismo ciencia, La Ley de Murphy, algo así como que si las cosas pueden ir mal irán mal. Por desgracia me ha tocado comprobarlo como cuando cualquier sospecha terminaba por confirmarse en la realidad, de allí ciertas fobias. Si me dicen que los ascensores son seguros es porque hay una probabilidad entre mil que se malogre y terminé ahogado por un ataque de pánico, esa sola probabilidad convertida en evento me trae a Murphy a la cabeza ¿Quién diablos fue Murphy? Dije "fue", a ese punto llega mi pesimismo.

"Si te dan una oportunidad la vas a echar a perder", sí, claro, y por la más minúscula cojudez. "No importa cuan manejable sea, si te dicen que ya la estás haciendo un poco mal es porque todo va a acabar en el desastre". El pesimista cree que si puede fallar una vez, puede fallar mil y ser reiterativo o que la mala noticia posible indefectiblemente llegará.

Cuando me inquiere un pesimista sobre su suerte le suelo aconsejar que no haga ni espere, que la vida es para observarla, no para inmiscuirse en ella.


Escrito por

RAÚL MENDOZA CÁNEPA

Abogado PUCP. Escritor. Columnista en Expreso. Ha sido integrante del staff de la página de Opinión de El Comercio y de El Dominical.


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