Antonio trabaja en el más grande Diario del país. Se las agencia para escribir notas firmadas en Internacionales mientras elabora algunos contenidos para su suplemento cultural. Cada día se escurre en la enorme biblioteca de la institución y le da a la manía de revisar su viejo archivo, allí donde toda la historia del Perú transcurre en cada uno de sus detalles.

Antonio gana sabiduría y le pagan por eso, casi no comprende su suerte. Se las ingenia para colaborar en la sección de entrevistas del lado A del Diario, aunque la llamen "Posdata", él cree que es una de las partes más sustantivas del periódico porque leer a una persona es leer todo lo que ella ganó en sensibilidad, conocimiento y experiencia. Ha entrevistado políticos, psicólogos, religiosos, filósofos, actores, a un judío que las pasó re-mal en un campo de concentración y a un escritor de culto que en su errónea creencia de que no trascendería en la Literatura asumía que esa sería su última entrevista...y lo fue. Pasaron muchos franqueándose y dejando en off sus grandes secretos, que, desde luego, morirán con él, porque Antonio no es un infidente. "Cada persona es un libro", decía.

A Antonio lo contactan escritores de fama, políticos de fama, estrellas de la farándula y personajes con mucho que contar que querían ver sus biografías en un libro. A varios se las escribe. Repara que gana igual que en el Diario (y no es poco) y que podría dedicarse a ponerle bellas palabras  y lecciones a toda una experiencia de vida. Traza las letras de algunas biografías que no llevan su nombre en el interior, sobre todo de gente a la que recién conoció. Deja en el tintero a otros por falta de tiempo, pero le insisten y cruza luego el mar con ellos con la misma pasión que a ambos los desborda. Banqueros, empresarios, deportistas, actores, conductores, famosos personajes de la sociedad se arremolinan en torno a él y les escribe biografías que servirán solo para ellos y para una más precisa visión del conjunto de sus propias vivencias. Muchas no son para ser publicadas sino leídas por el que la vivió. Pronto llega un gran escritor que quiere ser entrevistado por él en cien páginas, "pregunta lo que sea", dice.

No hay novela que supere a la vida real ni autor que no supere el entusiasmo de la autoficción. Antonio quiere escribir sobre él, pero esconde su vida en una novela que hace y rehace como un retrato de su sociedad y de su tiempo. "No solo las escribas, siéntelas", le dice su mujer, "que no hay biografía más rica que la que se escribe desde tus propias fibras". Rige para uno y no para los demás, mientras Antonio prepara las memorias de un expresidente del país al que siempre quiso viajar. La modernidad, piensa, es una comedia, mientras prepara el zoom desde el cual como cada martes y jueves lo ha de entrevistar para procesar y escribir. La vida de todos es una en imperdurable composición.