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El escritor a medias

Raúl Mendoza Cánepa

Publicado: 2021-11-08

La tragedia de un escritor no solo es escribir mal sino que sea lo único que hace. La vida no se reduce a una sola actividad y si lo hace es porque el genio no debe dispersarse. Cuando un escritor señala que "no se trata de escribir bonito" es porque se sabe un mal escritor, porque nada se le puede exigir más a un artista que el dominio estético de su arte. Un narrador puede hacer lo que hace un mal pintor, nunca haberse ceñido al orden y la realidad, volcarlo todo siempre en un abstracto.

El mal escritor abunda en la jerga y toma por vulgar en la novela lo que es no más que un escondite que sirve al pretexto de "tratar como excrecencia" a la buena narrativa y peor a su cultor. El mal escritor toma demasiado en serio la estructura narrativa, la que se puede lograr en un buen taller; lo que, por cierto, no lo hará un buen escritor, porque el escritor no se hace, nace de una burbuja o un lago, del mar de leche de la mitología o de una magia a la que llamamos "inspiración".

El buen escritor, por el contrario, sabe de estructuras, pero sabe más, sabe de la vida, ubicación temporal, psique y contexto social de cada personaje. Es la base de su construcción que hace a los climas y a los temperamentos, permite seguir el cambio, la fragilidad o dureza de un "juan" inventado para volcar sobre el ambiente y los perfiles un raudal de palabras que juegan, concatenan, describen, adjetivan y lustran la obra. El adjetivo nos coloca en la línea de comprensión del personaje, el mal reside no en su existencia sino en su abuso. El carácter del personaje se deduce de sus acciones.

Es verdad que la literatura peruana actual (con algunas excepciones que si detallo ofendo por omisión) no alcanza la calidad de aquella del boom de los 70. El buen escritor persiste, no se amilana con la crítica no académica (juego parcializado de la subjetividad) ni se espanta de estar fuera de los círculos, los diarios, las grandes editoriales. Los que mejor he leído son de culto y maravillan a pocos. El buen escritor, aún a solas e ignorado, es el que ha logrado el paso de escribir para otros al de escribir como una urgencia vital. 

Que la luz de la ambición no empañe tu escritura.


Escrito por

RAÚL MENDOZA CÁNEPA

Abogado PUCP. Escritor. Columnista en Expreso. Ha sido integrante del staff de la página de Opinión de El Comercio y de El Dominical.


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