Uno de los más grandes descubrimientos fue la universalidad de la Universidad; pero la maravilla no reside en la especialidad sino en los estudios generales. En la Pontificia Universidad Católica es obligatorio pasar dos años sorbiendo del mundo del conocimiento: Filosofía, Historia, Lengua, Ética, Realidad Social, Arqueología, apreciación musical, Cine, etc, etc. Quien llega a Derecho o a cualquier otra Facultad va premunido de una manera de mirar el mundo sobre la base del saber universal.

Este saber "total" es el que hace de la Universidad (de las que no son empresas) un ágora donde investigar y expandirse juegan con la necesidad de un Derecho interdisciplinario, una Economía interdisciplinaria, una Sociología tal y tal. De eso se trata hacerse un poco a la sabiduría.

Aunque atado al Derecho, disciplina que es recomendable usar para el buen razonar, recalé en el periodismo y más precisamente en el suplemento El Dominical del Diario El Comercio, donde anduve algunos años. El suplemento fue una extensión de los Estudios Generales con la magia de la tradición y de un archivo memorable. Toda la historia republicana cabía en su día a día en una estantería que daba más al barroco que a la llana modernidad.

El Dominical suponía investigación, lectura, entrevistas, reportajes, artículos y hasta fotografía, trabajos que más que trabajo hacen las delicias de cualquier periodista. Cada edición era multitemática, de lo clásico a lo moderno, de lo peruano a lo universal. Implicaba la revisión de artículos viejos, pero no envejecidos de grandes sabios, ir a noticias centenarias, descubrir fotografías y amar la vida. Filos y Sofía, amor a la sabiduría dentro de un palacete neoclásico que comulgaba con la zona céntrica y antigua de la ciudad.

Cuando se pierde un trabajo se pierde el ingreso y llega la urgencia o la crispación, pero también se va con él un pedazo de la vida ¿Y cuál fue tu mejor trabajo?