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Ser ciudadano

Raúl Mendoza Cánepa

Publicado: 2020-09-29

Se entiende la libertad desde diversas perspectivas. Para Isaiah Berlin ser libre es estar a salvo de toda coerción exterior. Es un espacio muy reducido de comprensión de la libertad en el marco de una sociedad en la que un mínimo de coerción racional asegura la convivencia y donde son escasas las probabilidades de ser objeto de una amenaza limitativa. Milton Friedman destacaba la libertad de elegir como una sumatoria de opciones...en un mundo de oferta relativa, esto es: la existencia de recursos no supone el acceso a ellos, esto dependerá de la capacidad de los individuos.

Amartya Sen se  refiere a la libertad de los individuos con relación a la posibilidad de alcanzar sus objetivos. No hay libertad real sin oportunidad, plano en el que nos remitimos a la  libertad positiva. Se suele definir la libertad positiva en un contexto democrático participativo, en el proceso de participación ciudadana en los asuntos públicos.  En otro ámbito, esa libertad desde la mirada de Sen es el impacto de las políticas públicas sobre las capacidades y libertades de los ciudadanos. En teoría,  la democracia debe ofrecer la posibilidad de satisfacer necesidades. 

Una perspectiva alternativa es la medición de la libertad como goce teórico sobre la base de la capacidad real o ejercicio efectivo. Se es libre en la carta de derechos, pero al margen de la abstracción o la figuración, podría ser que no se lo sea o se lo sea en menor medida según la capacidad de expresarse, adquirir, ser propietario...  Si la democracia se restringe al voto, es una ciudadanía incompleta desde que expresarse no tiene mecanismos de difusión, es punible o tiene alguna restricción de autoridad. La propiedad provee dominio sobre las cosas y es una implicancia de la libertad. La titularidad es más que un documento, un reconocimiento del ejercicio de disposición sobre la cosa. La adquisición es una medida de la libertad material. No igualan en dimensiones las libertades (así en plural) del ciudadano real que en la práctica dispone de dinero para adquirir bienes en la medida de su elección que la de aquel que no tiene la capacidad adquisitiva para elegir. Ciudadanía real y ciudadanía imaginaria.



Escrito por

RAÚL MENDOZA CÁNEPA

Abogado PUCP. Escritor. Columnista en Expreso. Ha sido integrante del staff de la página de Opinión de El Comercio y de El Dominical.


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