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Para entender el republicanismo morado y el pacto social

Raúl Mendoza Cánepa

Publicado: 2020-09-25

Aún muchos creen que la política debe girar en torno a extremos ideológicos y, por tal, andan peleados y cerrados entre sí, sin dar cabida a la deliberación y los puntos de encuentro, incluso entre los que aportan la concepción liberal y los que integran el principio de igualdad de oportunidades en la centro izquierda hay un espacio para conversar y decidir. El Partido Morado parece haber comprendido, que al ser el centro político bajo el ideal republicano, se ofrece como la plataforma que aglutina a los que apuestan por la reconciliación, mas en estos tiempos agobiantes de la república. 

En un año alrededor de tres millones de peruanos  se quedarán sin empleo y muchos ya los perdieron. Una enorme cantidad de pequeños y medianos empresarios quebraron y otros miles murieron por efecto de una pandemia que destruyó sus proyectos de vida. 

Declararse republicano es asumir que la cancha debe ampliarse para todos e integrarnos como país, lo que lleva a pensar el Perú en términos de igual oportunidad. Uno de los temas incontrovertibles es la inversión pública en educación y salud.  Lo escribí varios años atrás en un diario local. Tener un gen liberal no  impide reconocer el valor del republicanismo como una opción que busca consolidar la ciudadanía como el eje de una vida en la que todos cuentan. El republicanismo, con el aporte liberal (escribo desde esa línea), es la superación de la vieja vida colonial antiliberal, dejando de lado así el espíritu oligárquico, semifeudal, populista, mercantilista, racista, autoritario, excluyente, cortesano, patrimonialista y sultanista (Basadre lo explica). Ser republicano desde la centro izquierda y desde el liberalismo produce ese encuentro al centro que lleva a un punto en común:  destruir las anclas que impiden a los individuos de abajo progresar sin discriminación, a los talentos sin relación crecer y a los emprendedores informales avanzar desde la sobrevivencia al ascenso económico  y legal,  solo por su capital e inventiva. 

Como algunos me suelen preguntar sobre la relación entre el republicanismo y el liberalismo, la respuesta es que un ciudadano es parte de la comunidad con el mismo valor que cada uno de los que la componen, a tal punto que un pobre puede ganarle una disputa a un rico en cualquier controversia,  un egresado de un colegio estatal ganarle el puesto a  un aspirante del Markham, un postulante que no invirtió en un posgrado hacerla en la competencia con un titulado con habilidad, una mujer lograr mejores condiciones porque lo dicta su mérito. Por correlato natural, cualquier ciudadano tiene el mismo acceso a la educación y la salud, al margen de su patrimonio, crédito o garantía. Darle un mayor ancho a la cancha es que todos entren, liquidar las privaciones que los privados no atienden y competir en condiciones no  excluyentes. 

El centro no es inmovilidad porque no se refiere a una ubicación lineal, se trata de definir los objetivos de una gestión con equilibrio para un progreso responsable e inclusivo. 


Escrito por

RAÚL MENDOZA CÁNEPA

Abogado PUCP. Escritor. Columnista en Expreso. Ha sido integrante del staff de la página de Opinión de El Comercio y de El Dominical.


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