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Coronavirus a palo de ciego

Raúl Mendoza Cánepa

“Puesto que estamos en una economía y en una realidadcultural de mercado no sólo somos consumidores de detergentes o de latas de cerveza con o sin alcohol, sino también de mensajes, de verdades, de ideología, de información.”

-Manuel Vásquez Montalbán

Publicado: 2020-04-29

No se combate una peste sin data real y no hay data real sin métodos ciertos. Solo la información permite saber si es que se están cumpliendo las metas o se está en la vía incorrecta ¿Cómo relajar las medidas si la progresión podría ser mayor a la que creemos? ¿Cómo tener un panorama de prospectiva para trazar las líneas de una vuelta a la normalidad por fases si no se sabe qué terreno pisamos?

En el caso del COVID-19, el problema real es que el Perú optó por las pruebas serológicas en un porcentaje desproproporcionado con relación a las pruebas moleculares, tanto que se desaprovechó la oportunidad de agenciarse de las segundas desde la primera fase de la pandemia. Las pruebas serológicas solo sirven para detectar los antígenos pasados los siete a diez días del contagio. Así, si una persona estuvo cerca de un caso positivo sintomático y declarado, cinco días atrás, arrojará negativo y probablemente con esa seguridad contagiará a su familia y su familia lo pasará a otros cercanos y así sucesivamente. De tal manera que la falta de certeza de esta prueba es la que obliga a un confinamiento mayor.

Desde hace algunas semanas se han observado varios casos de pruebas serológicas reportadas como negativo con una confirmación de error. Las dos consecuencias probables: la muerte o el agravamiento de la enfermedad causada por el virus o la inducción indirecta al descuido de los negativos con posibilidad de ser vectores de contagio. 

Más allá de los errores iniciales como la de articular medidas con opciones ideológicas "salidas intercaladas hombre-mujer" ¿Qué relación tiene una emergencia sanitaria con el concepto de "patriarcado"? o no haber previsto la organización desconcentrada de los mercados barriales, el cuello de botella es la incertidumbre.

 Los minimalistas señalan que estaremos pronto saliendo del túnel y hasta preparan actividades de relajamiento progresivo sin percatarse de la importancia del conocimiento perfecto de la data. Se confían en la suma oficial y los apura el tema económico, pero el remedio podría ser peor que la enfermedad si es que un subsecuente rebrote obliga a un nuevo confinamiento o a la opción del matadero ("Que salgan todos y el que tenga que morir, mala suerte"). La suma de las pruebas serológicas y las moleculares dan un resultado no real porque las primeras no ofrecen un porcentaje confiable y, lo peor, es que no existe base para calcular una proyección de cuántas fallan. Se sabe de exámenes en negativo que, contrastadas luego con moleculares, dan positivo. Así ¿Cuál es la base para el cálculo de la distensión por fechas? ¿O soltarán a la gente a la calle en la creencia que todo pasó? El enemigo no es visible, pero el exceso de confianza cuando no sabemos la dimensión del real del registro de contagios o muertes, podría adelantar plazos a riesgo de ser emboscados y de retroceder hasta el inicio. Un antropólogo sirve menos que un matemático experto en cálculo diferencial y un sociólogo menos que un conocedor de logística y organización para salvarnos de ese problema. Por supuesto que así como vamos, un pesimista sirve más que un optimista.

Es verdad que el Perú no estaba preparado (informal, sin ahorro privado, pobre, indisciplinado, desorganizado...) y lo estaba menos que todos gracias a la indolencia de todos los gobiernos que antecedieron por décadas, ávidos de aplausos y de dineros bajo la mesa, distantes de las necesidades reales de la gente. Una carretera sin circulación real al oriente valía menos que mil hospitales, sobre todo si de ellos se podía obtener algún rédito secreto.

Probablemente haya más muertos de los que se registra, sí la creo, pero no tantos como si la gente no se muriera de otras cosas todos los días, salvo que pasada la peste todos murieron solo por ella en los meses que tocó...en la lógica de que en adelante todos seremos inmortales. 


















Escrito por

RAÚL MENDOZA CÁNEPA

Abogado PUCP. Escritor. Columnista en Expreso. Ha sido integrante del staff de la página de Opinión de El Comercio y de El Dominical.


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