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El feminismo liberal

Raúl Mendoza Cánepa

No es necesario ser anti-hombre para ser pro-mujer

-Jane Galvin

Publicado: 2019-06-04

"Muerte al macho", leía en un muro en Argentina. Una instigación al crimen de odio, que sería en este caso matar al hombre por el solo hecho de serlo. Si el feminismo es lo contrario de lo que predica, es solo una estrategia de poder, política y no Derecho. 

El feminismo liberal (que no es el radical que rompe cruces como Femen en Ucrania y que nadie financia) nunca odia, combate la opresión, promueve la igualdad en la casa y la calle, busca la horizontalidad, llama al respeto mutuo, cree en la no discriminación, pero también reconoce que han habido avances que son insoslayables. En 1908 se le impidió formalmente a una mujer cursar estudios universitarios, no hubo camino legal sino unos años después. Hoy la mitad o más de la población universitaria está constituida por mujeres. La mujer no votó sino en 1955. Hoy su voto define una elección. La mujer de hoy trabaja y es independiente. Si una meta se debe perseguir es que no se le niegue el mérito cuando lo tiene, no obsequiarle la meta, que sería lo mismo que no reconocer sus cualidades. Antes que la paridad, lo justo es que cuando la capacidad se impone, ella no sea discriminada ni tenga obstáculos en el camino.

Desde luego, el feminismo liberal rechaza la violencia contra la mujer, pero también todo tipo de violencia, como aquella que se ejerce contra los niños y de la que pocos hablan. El feminismo liberal reconoce que la horizontalidad en el matrimonio, que es el diálogo para tomar decisiones tira por tierra los viejos conceptos, como el machismo heteropatriarcal, que deriva de las relaciones de poder. No se trata de invertir el poder sino de generar igualdad y por sobre la igualdad, la armonía de las relaciones, la no violencia como una pauta recíproca y la administración conjunta de todo lo que en el hogar atañe.

"Muerte a nadie", es el lema que debe flamear como la bandera de la igualdad, una en la que la violencia está proscrita y en la que el cotejo del peso de la vida no tiene privilegios. La vida de la mujer y la del hombre es, finalmente, vida humana.

El feminismo liberal tiende a la paz y a la relación justa, no tira el peso del poder para uno de los lados, cree en el romance, en el mejor destino de las mujeres, en el libre diálogo (que no impone) en la toma de decisiones. Cree en el Derecho antes que en la política.


Escrito por

RAÚL MENDOZA CÁNEPA

Abogado PUCP. Escritor. Columnista en Expreso. Ha sido integrante del staff de la página de Opinión de El Comercio y de El Dominical.


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