La ansiedad es un fenómeno que causa algunos síntomas, desde boquear como un pescado fuera del agua hasta contracturarse y sentir morir. Las fobias la reconocen como su madre. En muchas ocasiones la raíz es la creencia fundamental de que no se tiene el control de la propia vida.
ha ocurrido

Tantas han sido las veces en las que no he tenido el control y que he sido una pelota pateada por varios pies, librado al azar, que llegar a creer que no tenía el control de mi vida era lo natural. Si se suma la convicción de que vivimos atiborrados de necesidades (muchas de las cuales no lo son en realidad, sino simples deseos fungibles), crearemos el campo propicio para la ansiedad.

"No tengo lo que necesito". A veces puede ser un amor o el amor, una familia, un viaje, una profesión, el logro de metas, el éxito, "ser alguien". Tanto nos comemos el cuento de que son necesidades y no asuntos deseables y prescindibles a la vez que cuando perdemos a una pareja, por decir, asumimos que se acabó el mundo, nos era necesaria, lo único que queda es morir. Algunos suicidas idiotas no lo son por razones idiopáticas (sin causa aparente) sino porque se les fue la novia o el novio o porque no soportan las pequeñas guerras o porque perdieron su fortuna, bajaron sus acciones, el trabajo se les fue y más ¿Es todo eso necesario? No. Lo necesario es comer y beber para vivir, aquello que nos sostiene con vida (desde la perspectiva mundana del lector). Lo demás pertenece solo al mundo de lo deseable y aunque sea legítimo es intercambiable, postergable o prescindible, sin desmedro de su riqueza momentánea, de su sabor, de su belleza arrobadora y del goce que nos puede proveer.

De allí a creer que no tenemos el control de nuestra vida porque nos faltan o hemos perdido cosas o casi todo, hay un abismo. No necesitamos tener el control de nuestras vidas, solo necesitamos comer para sobrevivir, lo demás solo enriquece la existencia, pero no es fundamental.

Cuando crees que tener el control es esencial, probablemente llegue el día que abordes un avión y al percibir que se cerró la escotilla, sientas que perdiste el control de tu vida, desde allí no dependes de ti sino de la pericia de un piloto cuyas acciones y conocimientos tampoco dependen de ti. Ya no puedes abrir la escotilla y si el avión se elevó pasarán muchas horas antes de que te creas a salvo...todo por esa estúpida necesidad de tener el control. Así nacen las fobias.

No necesitas el control, pero si deseas tomarte algo en serio entre todo lo que hay, asume que la vida es un juego de niños y que lo que merece real importancia es decir lo que es (la verdad) y servir. Solo eso.