A veces es necesario entender por qué nos pasan algunas cosas
Explicarnos


¿Quién no ha pasado por una tragedia? ¿Quién no ha quedado de súbito desempleado? ¿Quién no…? Son preguntas que llevan a algunos a decir que “todo pasa por algo”, como suena el título de un libro de Mira Kirshenbaum. A quien cayó en una desgracia de cualquier tipo le valdrá poco esta frase de cliché.

Los padres de Kirshenbaum sobrevivieron al holocausto Nazi, pero los demás familiares murieron. Pasó la infancia escondida en vagones, casi muere de disentería y pudo preguntarse alguna vez en qué la benefició una experiencia trágica. Usamos esa perspectiva de una manera bastante egoísta, desde la perspectiva del sobreviviente ¿Y los que murieron? Me puedo explicar a mí mismo que sobreviví a un terremoto dentro de un templo derrumbado por alguna razón y que estoy vivo por algo más que contarlo, pero, ¿y los muertos? Frente a ellos no hay respuestas, ellos ya no necesitan organizar o darle una orientación que explique los hechos.

Cuando pasé por una pésima experiencia alguna vez me pregunté sobre su por qué, cuál era su enseñanza. Quizás fue el aprendizaje de la compasión o salir de la habitual burbuja en la que crecí, tornarme en el protagonista de una novela de aprendizaje o transformarme en algo, no sé en qué. Bueno, al decir verdad, las malas experiencias no siempre son tan pedagógicas. En la ficción, Jean Valjean se envilece en prisión y, sin ir más lejos, Walter White en Breaking Bad (algo así como “volviéndose malo”) se precipita a un abismo del que no podrá salir. Un frustrado profesor que creía merecer un mejor destino entra en el submundo del delito. Kirshenbaum dice que con las cosas malas que nos pasan podemos experimentar el perdón, aceptarnos, descubrir un talento, ser más buenos.

Podría analizar el libro, pero el espacio me lo impide por lo que solo queda analizar la vida y los baches con ojos claros. “Lo que no nos mata nos hace más fuertes” (¿Realmente es de Nietzche?), “los golpes nos curten”…”En las malas descubrimos a nuestros buenos amigos, también a los malos” (¿Tanta laceración por una cuestión de estadística?)

Como analista del mundo trato de organizarlo y explicarlo porque no soporto la incoherencia ni la página vacía (vicio y angustia del intelectual que cree que todo tiene una respuesta). Si algo me pasó, debo encontrarle una enseñanza; mi gratitud a la vida depende de ese inescrutable y valioso hallazgo. (del autor, publicado en Expreso).