Si hay cuadros importantes de relevo en los partidos políticos y el Senado va a ser la cámara de ascenso (una forma alternativa de reelegirse) de los congresistas actuales, la reforma política anunciada por Vizcarra podría servir. Si es solo una manera de ganar popularidad con mecanismos que no añaden ni quitan al sistema, es populismo.
no reelección

Inimaginable pensar en una historia larga de no reelecciones en el Perú: hubiéramos jubilado a Luis Alberto Sánchez, Roberto Ramírez del Villar, Felipe Osterling, Javier Diez Canseco, Enrique Bernales, a la primera. La otra opción de hacerse de una productiva y servicial carrera política en el Perú, es postularse a alcalde ¿Se imaginan al recordado Javier Diez Canseco tratando de seguir vigente lanzándose a una alcaldía? ¿Tenía relevo generacional? Y si los había ¿tenían relevos esos relevos? Como en las municipales, la voluntad popular de proseguir con una buena gestión parece que ya no cuenta.

¿Son los partidos políticos verdaderas vías de tránsito de talentos que van tomando la posta? La disyuntiva parece ser: "o los viejos no ceden el paso a los jóvenes o cuando ya no están no hay quien los reemplace". Cada lector sabrá a qué partidos nos referimos.

En el Perú pocos son reelegidos congresistas (alrededor de un quinto) porque la vida política es muy azarosa e inestable como polarizado es el panorama de cada lustro. Se reelige una pequeña parte de las "cúpulas" y, a contrapelo de mi propia tesis, son esos líderes los que, generalmente, tienen la capacidad y la experiencia para representar a los partidos en los escaños. Los "nuevos" sorprenden a veces (Alberto de Belaunde es uno de ellos y hay más en cada lado del espectro), pero en la mayoría de los casos solo suman a esa larga fila, un cúmulo de espantapájaros  que nos lleva a pensar que los partidos carecen de head hunters de talentos, pero no de buenos reclutadores u olfateadores de aspirantes con billetera gruesa.

El Senado es una cámara revisora calificada, no revisa todo y se encarga de temas nacionales y generales, aunque se pretende darle representatividad geográfica ¿Se asegura la calidad de los senadores? No.

No. No. No, porque la verdadera reforma no se inicia en el proceso parlamentario, se inicia en los partidos, en las pautas establecidas para reclutar buenos cuadros, para interesarlos en la política, para darles espacios de liderazgo y la opción de postular en igualdad de condiciones con sus compañeros de ideario.

¿Los mejores profesionales quieren hacer política? ¿Los más honrados? ¿Los cerebros de las universidades? ¿Los que no tienen mácula ni farsa en el CV? Asumo que muy pocos, además la política cuesta dinero y el resultado es incierto. Ni los partidos ni el sistema producen incentivo alguno y, así, servir es propio de una moral elevada, pero de sacrificio económico familiar, laboral que sugiere que el heroísmo también vive del aire...Se sirve, en cualquier caso, de muchas formas.

No hay política sin partidos y no hay partidos sin la opción de una carrera política y no hay carrera política sin reelección sucesiva por un determinado número de períodos. 

De hecho, mejorar la representación es una tarea ardua y si hay caseritos en la Comisión de Ética o congresistas que mintieron en su hoja de vida o con prontuario en su haber, debemos recriminarle (antes que a ellos) al partido que los reclutó. La democracia interna, sabemos, poco tiene que ver en el asunto. No asegura la calidad. Los sitios en los partidos y en la competencia, sospecho por decir, ya están reservados. Quizás la suspicacia es injusta, que juzgue el lector.

Volvemos. Si la no reelección de congresistas sirve para invitar y formar a nuevos y mejores cuadros cada año, bien; pero si solo tienta el camino de la improvisación como siempre, estamos en las mismas.