Las fechas, las efemérides, producen una  inquietud extraña cuyo origen ignoramos. De pronto, salta a la memoria una imagen y otra y otra. 28 de abril de 2015, corría la media tarde y una voz me espeta que "estaba desvinculado". En otros términos, "quedas fuera, estás en out, ahora trata de explicarles a los demás en que andas". Cuando se tiene hijos pequeños, todo salto al vacío  es más que un salto al vacío, es navegar en el cosmos, perderse en esa nada inefable que es el futuro.
¿y luego qué?

Tomas tus cosas y te alejas, todo en un solo paquete mientras llegas a casa para explicarle a tu familia que han quedado atrapados en una nebulosa, que lo que se viene es la odisea, los viajes de Simbad, la peste medieval, el infierno. 

Odias, olvidas, pides, te rebajas, te reprochas, vuelves a olvidar. Deambulas, consigues, pasa. Buscas un lugar fijo, una computadora. Te preguntas qué pasó, tratas de entender la lección porque te dicen que "todo pasa por algo". Mientras tanto, hay enfermos que atender, te angustias, mueres otro poco. Te oxigenan, sigues, la cruz es pesada, pero solo tú la cargas y no puedes detenerte.

"Ya no piensas en volver", como en la canción de Pedro Suárez Vértiz, porque tentar al sueño de volver a una oficina "que fue" es como pretender retornar a los viejos amores y estos ya tienen sueños diferentes, divergen, transitan por otros caminos.

Te caes, te desconectas, te desconectan. Deambulas, te dejas la barba, te la quitas. Procuras olvidar aquel "estás desvinculado" porque te suena a sentencia de muerte. Te recuerdas con tus cajas, degradado sin causa, como aquel soldado al que le arrancan los galones y le arranchan los botones para luego marcharse en silencio, porque cuando te vas nunca hay nadie, nunca existe nadie.

Aprendes que nunca debes esperar de nadie ni de nada, pero aún aguardas de lo divino y te sobrecoges, la luz mágica religiosa, aún crees que algo va a pasar. Te oxigenan. Deambulas, no tienes un horizonte fijo, no sabes qué responderías si te preguntan la manida "¿Y cómo te imaginas estar de acá a cinco años?". A veces todas las aspiraciones se deshacen y solo fluyes, con el sosiego móvil del río hacia donde te lleven las cumbres y los empedrados. Quizás ya no te importa. 

Olvidas, sigues, te dejas, reposas en la superficie hosca del río que, no obstante te lleva suave hacia la vastedad del mar.