Muchas veces nos hemos preguntado por qué nos introdujimos en ese enorme patio en el que asoman los viejos y los nuevos amigos. Quizás una de sus ventajas es que es un directorio eficaz y que a aquellas personas que se perdieron "para siempre" las volvimos a encontrar. Facebook es un jardín de buenos reencuentros, también de desencuentros y de expectativas malsanas.
esperar

Nos hemos interrogado si deseamos seguir, si vale la espera de los doscientos likes o la desazón cuando un facebok-star-system publica una estupidez que supera nuestra negada popularidad. La ensayamos con grandes verdades del pensamiento para descubrir que la gente no busca grandes pensamientos, ni siquiera busca pensar. Rebajamos el nivel hasta el chiste vulgar o la frase irrelevante con fondo de color y la hacemos un poco más. Primer descubrimiento: el público busca la vacuidad, la parquedad, la irrelevancia y el color.

A veces se interesan más por una foto insignificante que por una buena razón. Definitivamente, resaltar tus victorias tendrá cierto atractivo y más si sirve para que algunos en adelante se puedan colgar. Gano un premio o me nombran director u obtengo fama, razón que atrae seguidores que caerán contigo cuando te toque caer. Sunset Boulevard, la gloria no dura para siempre. Nadie te admirará siempre igual. Facebook puede ser perplejidad, soledad.

Puede ser que la inspiración te guíe y obtengas tres likes. No lograste sintonizar con los demás, no siempre inspiración con inspiración pegan igual. Ocurre que en ocasiones te puedes sentir devastado, estancado, adolorido y compartes tu malestar creyendo que todos habrán de sintonizar. Algunas veces, en un momento de patetismo y dolor me ha llamado compartir, pero he detenido los dedos antes de teclear, pues sé que "a nadie le interesará". Te prestarás para la anécdota, para el ojo avizor de los demás que medirán tu talla desde small hacia abajo. Entre el desprecio injusto y el silencio tronador, opto por este último. Para eso existe el diván y la reconstrucción introspectiva.

Cuando te preguntas si debes seguir en Facebook es porque la vida sigue igual y seguirá probablemente igual y promete ser una línea constante como nos lo sugieren los "recuerdos" que asoman del Face señalándonos que "hace tres años" estábamos mejor o que hace un año estábamos igual... y las líneas parejas me causan la misma sensación y estupor que los sepulcros.

No esperes nada de nada ni esperes nada de nadie nunca, vive sin esperanzas, abandónate a la nada, renuncia, aquieta el alma...Nunca estés pendiente de una respuesta, de un visto, de un desbloqueo, de un messenger tan sorpresivo como histórico, de una aceptación que nunca habrá de llegar. No pidas amistad si quedarás como una pieza al margen del camino. Empieza con esta negación y abraza el pesimismo con la fruición y paz que alguna vez abrace la opción de la muerte cuando un taxi empotró al taxi en el que viajaba...No morí, pero dentro de la lata agitada me di entero a la nada, a la resignación, a ese nirvana extraño de dejarse ir sin queja, sin fatiga, sin murmuración.

No esperes nada del Facebook, ilusión idiota que se quedó para enriquecernos la vida y mortificarnos a la vez. Cuando el sistema del Facebook parece que te amenaza con expulsar por duda de tu identidad, te sientes morir porque no imaginas la vida sin el Face, no te proyectas sentado en el taxi o en el bus mirando las casas pasar... No te imaginas no ser porque quien no tiene Face no existe. Estarías muerto. El olvido es tan implacable como la memoria.

Entre renunciar o no, en el dilema de seguir y alejar esa boba ilusión que mata tan sutilmente el corazón o despepitar la emoción para cinco o seis aplausos diarios, se bate el espíritu, que es gregario y que es solitario por razón, que sabe de olvidos, que se sabe mortal.