Quien asume el Derecho como ejercicio de la razón y como profesión (excusen el orden), siempre se roza con los territorios de la criminología. Superados los criterios de Lombroso (aunque Charles Manson pareciera darle la razón, suena irónico el QEPD), queda la curiosidad, quizás el morbo por saber qué hay en la mente de algunos criminales.
Autonomía


Desde mediados del siglo XX la Policía estadounidense se encontró con un fenómeno extraño, el de los crímenes sin objetivo. Solemos estudiar el delito desde el móvil y buscar sospechosos a partir de una razón, aquella por la que un conjunto de personas hubiera querido perpetrar un crimen. A veces no existe una razón aparente y en ocasiones el autor del crimen queda librado.

Los serial killer son una de las faunas criminales que más han fascinado a los novelistas y a los investigadores que indagan en el perfil del asesino probable un motivo aparente, pero ¿quién comprende a cabalidad una mente criminal? ¿Existe una mente criminal? 

Para la literatura quizás exista un criminal en potencia, uno que librado a la admiración, la decepción o la envidia termine sus días en una prisión por matar al astro de moda o al gobernante cuyas cualidades hubiera querido reunir. Es así que uno de los crímenes que menos comprendió la humanidad fue el que Mark David Chapman perpetró contra Lennon. Se dice que fue influenciado por "El guardián entre el centeno", de Salinger. Hay quienes notifican que aquella novela y su personaje, Holden Caulfield, precedieron como lectura a algunos crímenes importantes ¿Un mito? Se dice que Charles Manson leyó la obra...¿Cuánto hay de verdad y qué vieron en ella algunas mentes del delito para animarse a la acción? Un lector racional sabe que por allí no va el tema...¿O sí? 

Probablemente, de haber sido liberado (Yoko Ono ha tratado de evitar esa opción), no hubiera vuelto a matar, quizás... 

Lennon había tenido un poderoso influjo en su ejecutor durante su juventud, cuando Chapman más necesitaba reforzar su odio contra su padre, contra la escuela y contra un sistema que lo convirtió en un marginado a perpetuidad. La música de los Beatles sonaba en su habitación con complicidad ¿Una dosis de envidia' ¿Una concepción de la justicia en la perspectiva de Caín y de la inequidad divina? ¿La sensación de que Lennon lo había abandonado?

Aunque la novela "Lennon, Chapman y yo" tomó un tiempo para elaborarse, tiene el sello de una inquietud por la narrativa, pero también por la psicología y la criminología. 

Ahora también en Amazon y pronto traducida al inglés.

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