El voto de confianza al gabinete presidido por Mercedes Araoz debe marcar la pauta para un país que crece e invierte y que apuesta por el empleo.
Desempleo o subempleo

La política no sirve para medrar o sumar merito o poder sino para servir y la base del servicio es crear empleo ¿Por qué empleo como base fundamental de la política? Porque solo a través de un empleo la persona y su familia logra satisfacer necesidades esenciales como la alimentación o la salud y otras que se suman como la educación o la vivienda. 

Nos hemos centrado en muchos temas que, sin dejar de ser válidos, nos han llevado a olvidar lo principal: el empleo. Solo el empleo ofrece dignidad, pues vivir al margen o circundando oportunidades que no fecundan aplastan el ánimo y la dignidad de lo humano.

Muchos peruanos viven al día, sin seguro, en incertidumbres y muchos no tienen un empleo o siquiera un subempleo que les permita sobrevivir o sostener a una familia. No obstante, la falta de sensibilidad sobre el tema es moneda corriente y lo es más para quienes tienen ingresos, seguridad y una vida cuyo mañana se pueda estimar como predecible.

Si un pacto es esencial al Estado y compromete a los políticos es el de la promoción del empleo. Sin las claves en estas líneas, los políticos, empresarios y personajes vinculados a la materia, deben reunirse en torno a una mesa para concordar en políticas de empleo que surtan efectos y que suponen no solo reformas legales, programas de empleo para todos o estimulo de las inversiones, sino metas muy concretas.

Vale decir que el crecimiento del PBI sirve de poco si no genera empleo y que la variable de superación de la pobreza  siempre se expresa en signos monetarios. Las personas no dejan de ser pobres porque alcancen un nivel de paz interior o resignación, más cuando la angustia vital e inmediata es de todos los días. Colocarse, recolocarse o mantener el empleo, tanto como invertir exitosamente en pequeña o mediana escala (otra forma de empleo), marca la pauta de lo que es el desarrollo y la superación de la pobreza. A más empleados menos probreza, a menos subempleo menos precariedad, a más oportunidades más confianza en el sistema y en los políticos.

Quien no comprenda que del empleo depende el futuro, no comprende tampoco que del descontento y la angustia cotidiana se nutren los antisistemas. Que esa no sea, finalmente, la opción que termine por destruir nuestro futuro.