Bien me decían: "Nunca esperes nada y tampoco esperes nada de nadie". Desde allí me quedé quieto viendo al mundo pasar. Muchas veces me creí el cuento de la bondad de varios, que terminó siendo careta o maldad. En ocasiones me impresionaron algunas personas y me referí en términos elogiosos hacia ellos para darme de coronilla contra la pared porque los benéficos salvadores terminaron por fallarme. Otras veces he aguardado una llamada, una situación, una gracia, un dinero y no llegaron porque el destino no existe como sí el azar y, por veces, el azar no es más que una mofa. 
dejarse llevar

Personajes buenos que en el fondo carecían de piedad, personajes francos que escondían la mentira en ojos de bondad, situaciones que deberían llegar y no fueron, empleos que estaban ya en mis manos y que volaron...."Nunca esperes nada y tampoco esperes nada de nadie". En un sinnúmero de veces de las personas que mejor hablé recibí lo peor y las más grandes esperanzas se desmoronaron casi al toque de mis manos.

Alguna vez me pregunté por qué, qué era aquello que alejaba lo que quería de mí y porque la injusticia, la difamación o la injuria eran más difícil de detener que la alegría y la llegada de gente franca y noble.

Muchas veces creí lo que me decían y concluí que la gran verdad no era sino una mentira. En realidad, si esperas hallarás muchas formas de decepcionarte, porque toda espera es una lucha y en la lucha eres vencedor o vencido. La quietud contemplativa del que no aguarda solo tiene una vía y es la victoria. No luchas, no resistes, no esperas, solo fluyes y te dejas llevar. Vives el día, no piensas en el acantilado.

Tampoco juzgas al malvado, al hipócrita o al impío, al que reza empuñando el puñal, al que no perdona. No te afecta la maldad de quien te humilla de lejos o de cerca ni la falta de compasión o solidaridad que son el signo de los que están lejos de Dios.

No esperar, quedarse quieto viendo pasar la vida y soltar toda esperanza, toda aspiración, todo sueño. Carpe Diem, decía Horacio. Diógenes se masturbaba en la plaza de los perros a la vista de todos, precisamente con la desvergüenza de los canes, de donde proviene "cínico". Quizás porque no aguardaba quedar bien y "el que dirán" le tenía sin cuidado. No esperaba.

No esperar es también soltar y desapegarse, pues no se puede fluir con peso en la mochila ni con resentimientos, memorias malas, culpas, vergüenzas o preocupaciones. Aligerar el equipaje es vaciarlo, volar con el peso de una pluma y dejarse ir, como aquella vez que un automóvil colisionó con el taxi en el que viajaba y me dejé ir en sabia y alegre resignación. Claro que viví para contarlo y tanto que lo estoy escribiendo.

Quizás mañana el mundo se acabe para ti y ruedes por una pendiente porque el abismo comienza cuando se acaban los ahorros o se difumina el empleo. Déjate caer, déjate morir.  No habrás fracasado, quizás habrás muerto o volcado toda tu sangre en el rocoso declive. Fracaso es la maldad, la falta de piedad, la deshumanización, la hipocresía....Quizás en tu renuncia, en tu contemplación y en tu desapego se encuentre el sello de tu victoria porque pierde quien espera. Quien no espera nada, solo existe y existir es suficiente para estar agradecidos.