La doble moral de los limeños se esconde en dos palabras: el chisme y el raje. Nada turba más a este autor que ambas palabrejas que combinan bien con la hipocresía, porque el que chismea y raja pronto da la cara con un apretón de manos o un beso. Y si de hipocresía se trata, gran hábito el de la doblez, que no solo es ser quien no se es sino también prostituir los conceptos.
transparencia en el alma

La coquetería puede ser definida como amabilidad y lo es, en cierta forma, pero puede ser peligrosa y perder su halo de bondad cuando genera un impacto negativo en una persona. La amabilidad puede ser solo una máscara de la adulación y la generosidad un método para lograr el aplauso de los demás. 

Difícil juzgar a persona alguna por una conducta que es atribuible a todo lo que quepa dentro de lo humano. Humanos somos. Recientemente se reveló el carácter real y diversos actos perpetrados por una persona que tenía más que una luz frente a mis ojos. La primera reacción fue la indignación, pero veloz volví al ser que soy y reparé que aquella persona es solo una variante de lo falibles, perversos, "malos", que somos y podemos ser los demás. Juzgar es una de las variables de la hipocresía, y como habito el mundo y el mundo está más cerca de una jauría que de un apacible nido, volví a los cauces de mi admiración y mi afecto. Juzgar a otros es juzgarse a sí mismo y, más, es esconder lo que somos ante nosotros mismos.

Quien diga de otro que es "bueno" o quien lo diga de sí mismo, solo juega a los dados sus propios juicios y mete las manos al fuego por lo que sea que le genere o prodigue algún afecto. Su juicio es una impostura o un error. Si me dicen que alguno de mis hijos actuó mal, puedo negarme a creerlo como una reacción natural, pero más sano es razonar y entrar el en recto juicio porque (como Aristoteles), Platón es mi amigo, pero soy más amigo de la verdad que de Platón.

Exigir honestidad intelectual o afectiva, razonamiento claro, liberación de los prejuicios o una correcta justicia es una utopía en un mundo dominado por la hipocresía y el autoengaño.