Siddharta Gautama (Buda) descubrió las tragedias de la vida cuando escapó de su cómodo palacio. La pobreza, la enfermedad, la vejez y la muerte lo recondujeron hasta que se convirtió en Buda, el iluminado. A este columnero ocasional los descubrimientos le llegaron de cien y tantas formas, la última en un asilo de ancianos. 
la mejor manera de vivir

Cuando descubres también reparas que la vida es más. No me refiero a cerrar los ojos sino a "darnos cuenta" que en ese pestañeo vital también coexisten las maravillas y que la vida, sustancia de la divinidad, es perfección y abundancia. Somos los hombres los que construimos ruinas sobre los bosques cuando optamos por el lamento, el desconcierto o la ira y descartamos la alegría de estar vivos cada instante.

Algunos asumirán vallejianos que ser feliz en un mundo de sombras es egoísta y pernicioso, pero no lo es, porque el estado natural es el de la alegría y el estupor ante cada descubrimiento feliz. El niño se maravilla frente a la flor que se abre y no piensa, solo vive, deja pasar y solo se aferra a lo intrascendente.

Maravillate, vive el día, toca, huele, no pienses, percibe, goza, besa, come, bebe y suelta. Soltar es vivir en desapegos, solo fluir serenamente como si nos transportara una nube sin destino, reposados, en sosiego, sin esperas, sin prisas. El apego es una situación en la que sostienes una pasión dolorosa, un objeto o a un ser como quien aprisiona un lápiz entre sus dedos, lo aprieta, lo lleva a su pecho y no puede desprenderse de él. Resta fuerzas en tus dedos, libérate, suelta y que el lápiz caiga sobre el suelo.

Carpe Diem, decía Horacio, vive el día, que más preciso se resuelve en "disfruta el instante" ¿Eres capaz?