¿Asistimos a la muerte del periódico de papel? Ross Dawson se atreve a ensayar algunas predicciones. 
¿Hacia dónde?


Los periódicos impresos pueden desaparecer. Lo dice Ross Dawson (http://www.abc.es/20101103/medios-redes/periodicos-desaparicion-201011031027.html.)

Creo que podría ocurrir si es que no se adaptan YA a los cambios tecnológicos, a la insurgencia de las redes y sobre todo a una nueva técnica de hacer periodismo, más ágil, interactiva, plural, dinámica...

Los diarios impresos pueden muy pronto (si es que no está ya ocurriendo) perder publicidad, pues los nuevos canales de distribución de mensajes se están masificando. En poco tiempo será más eficiente y económico difundir en Internet (y sus recipientes tecnológicos) que hacerlo en un medio escrito. Así, sin un nuevo enfoque, sin una reestructuración que contemple los nuevos tiempos, el periodismo impreso tenderá a desaparecer. Los diarios no deben ir a contracorriente de lo que deberían hacer.

El objetivo no es tanto el plus de la nota sino el vehículo con el que se difunde la nota. Por decir. Yo periódico X presento una noticia. La misma noticia la presenta el periódico Z. La ventaja entre ambos no es el plus ni el análisis añadido (que puede mas bien recargarla) sino el medio, el vehículo, la forma, allí reside la riqueza actual del periodismo.Si X se vale del mosaico, de la pepa, del gráfico, de la síntesis, del título, de la portada, del puente entre notas, de la simplificación sin perjuicio de la verdad, X tiene la ventaja.


La gente no lee y ahora lee menos y si lee es porque lee corto, ágil y en flujo, es decir, sin interrupción. Si el cambio tiene como objeto adecuarse a los nuevos tiempos va bien, pero si aspira a volver a antaño (antes de la revolución de Beltrán en La Prensa, que separó la noticia de la opinión), entonces el diario corre peligro de darle la contra a la realidad. Y más ahora, en los nuevos tiempos para la publicidad y para el lector.

Dawson la ve clara. El periodismo impreso puede desaparecer por el incremento del uso y función de los teléfonos móviles, el aumento del consumo de tabletas y e-readers, los cambios en los costes de producción e impresión de los periódicos, nuevas tendencias en la inversión publicitaria (las estadísticas apuntan a un traslado de la inversión a otros medios, especialmente internet), desarrollo de plataformas abiertas, adopción de nuevos mecanismos de monetización y el desarrollo del papel digital.

Probablemente algún día quienes dirijan los medios impresos, si es que aún existen, sean quienes entiendan esta nueva dinámica, quizás los expertos en redes, en mundo virtual, en periodismo simplificado sean los llamados a ocupar las sillas preferentes en la dirección. El futuro no se debe ver a medias. Lo demás sería ralear entre agónicos medios que corren hacia atrás, perdidos entre las mesas de los cafés o como antiguallas en los viejos anaqueles de las hemerotecas.